miércoles, 16 de julio de 2014

El poder de la perspectiva.

Cuando le digas a alguien o a ti mism@ que necesitas un tiempo para ti, asegúrate de tener billetes de avión/tren/bus a algún destino lejos de tu residencia habitual. Estoy teniendo la (trabajada) suerte de disfrutar de una estancia de dos meses en un país que se encuentra a 10000 kilómetros de distancia de donde disfruto de mi día a día: de mis estudios, de mi familia, de mis amigos, de mi tierra...Sin embargo, aunque disfrutemos, siempre necesitamos un tiempo para planificar nuestro futuro, para decidir cuales serán los siguientes pasos para dirigirnos a la meta que anhelamos, aunque muchas veces no la tengamos muy clara. 


Durante el poco tiempo que llevo aquí, he podido definir de manera prácticamente exacta como he conseguido alcanzar este premio. Quién me ha ayudado sobre todo. Porque al fin y al cabo uno solo no puede llegar al fin del mundo, siempre se necesita a alguien. Alguien que te de ese empujón cuando estás atascado en tu trabajo; alguien que te haga sonreír en los días más grises; alguien que te abrace cada vez que te ve como si fuese la última; alguien con quien hablar y sentirte minúsculo por su sabiduría; alguien que te entienda sin que haya palabras de por medio; alguien que cree en tus sueños... La mayor parte de las veces ignoramos esa información. Estamos dispersos en un túnel de trabajo, obligaciones, estrés, agobio y pocas veces decidimos dar un paso al exterior de ese túnel y cambiar el punto de vista que tenemos de nuestra vida. Creo que lo hacemos pocas veces porque es difícil. Nos excusamos en que nunca encontramos el momento. Sin embargo, es fácil encontrarse con ese momento cuando a nuestro alrededor hay pocas cosas que nos recuerden a nuestra vida cotidiana. Es en ese preciso y precioso instante cuando podemos valorar las cosas desde otra perspectiva, cuando podemos valorar lo que nos rodea, cuando podemos sentir si estamos siendo felices con la vida que llevamos. Porque la vida es muy larga, pero el tiempo pasa muy deprisa.

martes, 13 de mayo de 2014

Renuncio

Te propongo una terapia infalible. Durante una semana no veas la televisión. No uses Facebook. No veas vídeos en Youtube. No leas tuits. Podría seguir, pero solo con esta receta verás como tu capacidad crítica comienza a aumentar de manera significativa. Quizás, siendo optimista, te atrevas a pasar una semana más sin usar estas herramientas. Hay quien dice que vivimos en la Sociedad de la Información aunque esto puede ser discutible. Hoy, más que nunca, tenemos acceso a todo aquello que nos propongamos. Podemos informarnos de cualquier ámbito del conocimiento humano, CUALQUIERA. Podemos conocer la historia del mundo, de cualquier país o de cualquier ciudad para minimizar los errores. Podemos llegar a comprender, cualquier teoría científica, social, filosófica. Tenemos acceso a cualquier obra literaria o musical. Somos, desde este punto de vista, los humanos más privilegiados hasta el momento. Sin embargo, y para mi propia tristeza, nos conformamos con programas televisivos que inundan nuestra cabeza de información banal, sin importancia, prescindible. ¿Cómo podemos explicar que el primer debate sobre las elecciones europeas (ocurrido este sábado) no se encuentre ni entre los 20 más vistos del día? ¿Cómo puede ser que un programa como El Objetivo o Salvados, a priori críticos, hayan sido menos vistos que la conocidísima película Vínculos que matan? ¿Cómo nos puede indignar tanto que quiten nueve canales de televisión cuando tenemos cuarenta? ¿De verdad necesitamos más telebasura? ¿De verdad es tan difícil no ver la televisión?

Nos empeñamos en hacernos más y más ignorantes, en aislarnos más de la sociedad. Cuando esta más nos necesita, nos encerramos en nuestras casas a ver programas patéticos que muestran lo más repudiable de la especie humana. La mayoría de la población ha minimizado su capacidad crítica a un es lo que hay. Cuando más necesitamos salir a la calle a defender lo que nuestros padres y abuelos han conseguido con sufrimiento, más nos encerramos en casa usando tecnologías que reproducen una realidad virtual, que nos ciega, que nos ata de pies y manos. Reducen nuestra libertad, eliminan becas, reducen servicios sanitarios, aumentan las tasas universitarias, aumenta el paro, aumentan los desahucios, aumenta la pobreza infantil, matan a otros humanos por su color, dejan solas a las personas dependientes, reducen la inversión en cultura, reducen la cuantía de las becas, gastan el dinero en salvar bancos, aumentan las tasas judiciales, hacen al pueblo más ignorante, crean esclavos, crean un mundo injusto, amparan a los grandes defraudadores, suben los impuestos, impiden la Investigación y el Desarrollo, suben el precio de la energía y de los alimentos. ¿Cuántos motivos más quieres para salir a la calle y luchar por lo que es de todos y todas? ¿Acaso no son suficientes? ¿Crees que ellos te ayudarán en un futuro? ¿Crees que Jorge Javier vendrá a "salvarte"?

Renuncio a esta sociedad. Una sociedad marchita, mustia. Sin esperanza ni ánimo de conseguirla. Una sociedad que critica a sus políticos y se ampara en la televisión, con el único fin de aislarse de los problemas que la rodean. Una sociedad que no busca el foco de los problemas y por ende, renuncia a la solución. Inútil, inválida, perdida, inmóvil. Una sociedad que permite que la desprecien hasta puntos impensables, que no protege a los ciudadanos que la conforman, que es manipulada de manera perpetua, que ahoga cualquier pensamiento crítico tachándolo de anti-sistema. Renuncio a que mi vida sea dirigida por aquellos que hoy se preocupan más por quién ganará el reality show de turno que por quién les representará ante el resto de nuestra comunidad. Renuncio a que la ignorancia se trague a la lucidez y sabiduría. Renuncio a vivir bajo una cúpula sobre la cual nos pintan lo que quieren que veamos y no lo que tenemos que ver. Renuncio a este presente y lucharé por un futuro mejor.

miércoles, 2 de abril de 2014

La legislación y los valors del equipo de la cantera.

Abril de 2014. Salta la alarma. Al club de los valors y la cantera le impiden realizar cualquier fichaje. Este se pone manos a la obra, recurre la sanción y en julio 2015 incorpora a los jugadores deseados, pues la sanción fue retirada.
Año 2009. Un jubilado invierte el dinero de su vida en participaciones preferentes. Tras ganar la batalla judicial en un primer momento, el banco recurre. A día de hoy sigue sin saber qué pasará con sus ahorros.

El primero se trata de un caso hipotético, algo que podría ocurrir. El precedente se encuentra en otro club de fútbol al que le ocurrió lo mismo, a los tres meses se le retiró la sanción. El segundo, por desgracia, es un caso real y para más inri no es solo uno, son miles de casos. Lo que me gustaría mostrar con este ejemplo es el doble filo de legislación en diferentes ámbitos, el social o "normal" y el futbolístico. Parece ser que en algunos casos la justicia funciona de modo más lento o más rápido en función de las circunstancias o los intereses. No estoy diciendo que la rapidez con la que se resuelven los casos en el mundo del fútbol sea negativa, si no más bien todo lo contrario, ¿Por qué no es así en la vida cotidiana? La primera razón, las más obvia, es porque no hay recursos materiales, que no económicos, para que funcione de ese modo. La segunda, es que la legislación social o normal (como he decidido llamarla) está hecha para que "avance" con esa lentitud. Los plazos para recurrir sanciones son enormes, desesperantes.¿Cómo puede ser que un caso tan grave, desde mi punto de vista, tarde tanto tiempo en ser resuelto? ¿Es necesaria o evitable esta demora? ¿Qué dice de esto el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales? Pues no hace falta profundizar mucho en su artículo número 6 para leer lo siguiente:

Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo razonable.

No se muy bien que entendemos en España por un plazo razonable. En primera instancia un caso se prolonga de media 272 días y si sumamos los recursos acumulamos la friolera de 461 días. Más de un año, en el peor de los casos, para que se resuelva un asunto judicial. De media, luego están las excepciones. Creo que esto es para considerar si la legislación al respecto es la adecuada, si no obsoleta.

No quiero entrar, por último, en el debate futbolístico y social que crecerá como la autoestima del PP ante la reciente bajada del paro, pero quiero recordar una cita con origen en el Imperio Romano: Panem et circenses. Al pueblo pan y circo.

jueves, 27 de marzo de 2014

De los genes y como patentar la vida humana.

Desde mi punto de vista, existe un aspecto sumamente importante al que no se hace referencia en el texto. La modificación o ingeniería genética no es más que un mecanismo mediante el cual los humanos somos capaces de acelerar el proceso de selección natural, es por ello que recibe el nombre de selección artificial. Lo que un investigador puede hallar en la actualidad, muy probablemente sería “realizado” por la naturaleza con el paso de los años. Puesto que consideramos esa característica positiva, perduraría por efecto de la selección natural. De este modo, no considero que sea legítimo apropiarse de una modificación genética puesto que lo único que se está haciendo es acelerar un proceso natural. Unido a esto, estoy completamente de acuerdo con que la idea de patentar un gen determinado y someter a secreto los posibles descubrimientos que se hayan realizado no hace nada más que reducir el avance de las investigaciones en determinados campos de interés social. Podemos poner como ejemplo hipotético el siguiente: existen en el mundo 100 laboratorios investigando la curación de una enfermedad X. En un momento dado, el laboratorio comercial Y patenta un gen crucial en el desarrollo de la enfermedad X. Por consiguiente sólo el laboratorio Y tendrá acceso a la investigación, mientras que los 99 laboratorios restantes tendrán que pagar una determinada cantidad para poder proseguir con sus investigaciones. Siendo optimistas, la mitad de los laboratorios dejarán sus indagaciones en la curación de la enfermedad. La sociedad en su conjunto se ve perjudicada por este retroceso.

Considero básico para el desarrollo de la sociedad moderna, que el acceso al conocimiento genético en este caso sea completamente libre. A lo largo de los años, la cooperación entre laboratorios de investigación ha permitido llegar a grandes hallazgos que han revolucionado, sin lugar a dudas, el modo de afrontar los problemas biológicos que puede presentar el ser humano e innegablemente han mejorado su calidad de vida. Entramos pues, en una nueva era, en la que la investigación genética resultará crucial para seguir optimizando dicha calidad de vida. Por lo tanto, los descubrimientos al respecto deberían de ser patrimonio de la humanidad. En la Europa medieval, los terrenos se explotaban comunitariamente buscando el bien común, con el único fin de que las condiciones de vida fuesen adecuadas. Nos encontramos en un momento crucial en comparación con ese lapso de tiempo. Si se legisla a favor de la privatización del acervo genético estaremos diciendo que es ilegal que cualquier ser humano pueda usar cualquier secuencia de ADN en busca de una solución que resuelva problemas globales (enfermedades, hambrunas, problemas energéticos…). Por lo tanto, solo unos pocos podrán acceder a dicha investigación y además lucrarse de ella con posterioridad.


Nos aproximamos a lo que me gustaría considerar análogo al término de aviación, punto de no retorno. Este es el punto a partir del cual un avión deberá de tratar de despegar forzosamente a pesar de que haya algún parámetro negativo. En mi opinión es análogo porque si no vestimos a la ingeniería genética con el traje legal apropiado, nos encontraremos en un futuro con aspectos negativos de esta herramienta que irán en contra del propio desarrollo del ser humano.

El comentario se refiere al capítulo 2 del libro El siglo de la tecnología, de Jeremy Rifkin.

sábado, 15 de marzo de 2014

¿Vivir es un guión?

Y ese momento llega. No sabes ni como ni por qué, pero llega. Te lo replanteas todo. Si lo estás haciendo bien, si estás haciendo lo correcto, qué repercusión tendrá en tu futuro profesional, en el personal. El futuro personal...
Existe algo inevitable, nuestra vida es efímera. Lo que suponemos para el mundo es más bien poco y sentimos de manera casi obligada que tenemos que aprovechar hasta el último segundo. El problema se encuentra en que es planificando nuestro futuro donde desaprovechamos nuestra vida. Es irónico, pues uno se esmera en hacerlo todo de la manera más correcta posible de cara a a la sociedad, como si estuviésemos siguiendo un guión de cine y es imposible!! Bueno posible es, pues la gran mayoría de la gente lo hace así, pero no nos engañemos ¿vivir es un guión? ¿vivir es seguir un esquema cuadriculado? ¿vivir es un horario semanal ampliado a 80 años?


La gran paradoja aparece cuando creemos que estamos haciendo algo mal o no estamos del todo conformes con nuestros sentimientos. Siempre miramos al pasado (de ahí lo de que cualquier tiempo pasado fue mejor). Cuando pensamos en ello analizamos con detalle todas y cada una de las acciones que hemos tomado en nuestro pretérito más reciente.Volvemos continuamente a aquellas decisiones que de algún modo u otro marcaron nuestro presente y,  por ende, nuestro futuro más cercano. Nos creemos semidioses, capaces incluso de subsanar aquellos errores, o al menos aprender de ellos. Nuevamente, no nos engañemos, la vida se construye a base de errores. ¿Pero por que motivo digo que es una paradoja? Pues por que nadie en su sano juicio se para a pensar en su pasado cuando las cosas le van bien. Nadie se plantea y analiza detalladamente cuales fueron los aciertos que le llevaron a su situación actual. Perdemos la perspectiva del tiempo cuando todo va viento en popa, pero cuando nuestros sentimientos flaquean volvemos al pasado y nos replanteamos nuestros errores, por que siempre lo vemos así. Quizás ahora mismo sean errores, pero esos errores pueden llegar a convertirse en aciertos. Por eso para mi no existen errores, sólo decisiones. Es como una partida de ping-pong, el modo en el que golpeas la bola la dirigirá a un punto u otro. Pues las decisiones que tomas te llevaran a un punto u otro. 
No existen metas profesionales, existen objetivos personales que sólo responden a la búsqueda eterna de la felicidad.

Por aspirar a una vida mejor -en este mundo o en otro- dejamos de vivir. Mañana a mañana, día a día. "Un día más", nos decimos al final de la tarde, después de la agobiante siesta. Y eso quiere decir que hemos malogrado otra oportunidad. Otro coloreado pétalo de la flor que vamos deshojando, desentendidos, mirando hacia otro lado- al futuro. al pretérito, a cualquier horizonte-, no a este lugar y a este momento, que son todo, donde todo concurre. La flor que, torpemente -sin verla, sin olerla, sin ser ella-, dejamos marchitar. Y era cuanto teníamos. Antonio Gala.