Tan sorprendente resulta comprobar mis faltas de ortografía en las entradas anteriores, como encontrarse con mis inesperadas ganas de escribir más de dos años después. Quizás haya sido culpa del recordatorio de Facebook. Sí, ése que se empeña en recordarnos momentos pasados que involuntariamente compararemos con el presente: hemos hecho lo que queríamos con nuestra vida? estamos donde queríamos estar? a dónde demonios nos dirigimos? tienen sentido las preguntas anteriores?
No deja de resultar curioso que tan sólo dos años después las cosas hayan cambiado tanto. El trabajo soñado al acabar la carrera ya no lo es tanto y decides arriesgarte para tomar un nuevo rumbo. Más lejos de los tuyos, fuera de la seguridad que te aporta estar cerca de casa. Una mezcla de excitación y temor recorre mi cuerpo al comprobar que el tiempo pasa tan rápido en una ciudad caótica, ruidosa, capaz de mostrarte varios países en apenas veinte metros de acera. Es Barcelona, sería un iluso si me esperase otra cosa. Porque ésta ciudad engancha. Muchos hablarán de clima, de fiesta, de playa. Para mi Barcelona es bici, es el pisiño, es Blai los viernes, es cena en el vietnamita y desayuno en el Ügot cuando tienes visitas especiales. Es Granada en casa y el mundo en el trabajo. Es ser feliz y hacer lo que uno realmente quiere hacer. Es disfrutar.
Por el camino se han quedado proyectos, ilusiones, tiempo...pero somos barro y todo lo que nos sucede día a día nos va dando forma. Por delante quedan muchas más ilusiones, muchos más proyectos y muchas más ganas de hacer cosas nuevas en las que invertir el tiempo, con las que moldearnos. Si algo me hace feliz al ver las entradas pasadas, es el preservar las ganas de descubrir el mundo y las personas que se encuentran en él. Me gustaría ser como una esponja toda mi vida y aprender de todos y cada uno de los momentos y personas que viva y conozca. No llegar a ser nunca un experto en nada, porque somo evolución. Porque a cada paso que damos, aprendemos cómo es el terreno que pisamos.
