jueves, 27 de marzo de 2014

De los genes y como patentar la vida humana.

Desde mi punto de vista, existe un aspecto sumamente importante al que no se hace referencia en el texto. La modificación o ingeniería genética no es más que un mecanismo mediante el cual los humanos somos capaces de acelerar el proceso de selección natural, es por ello que recibe el nombre de selección artificial. Lo que un investigador puede hallar en la actualidad, muy probablemente sería “realizado” por la naturaleza con el paso de los años. Puesto que consideramos esa característica positiva, perduraría por efecto de la selección natural. De este modo, no considero que sea legítimo apropiarse de una modificación genética puesto que lo único que se está haciendo es acelerar un proceso natural. Unido a esto, estoy completamente de acuerdo con que la idea de patentar un gen determinado y someter a secreto los posibles descubrimientos que se hayan realizado no hace nada más que reducir el avance de las investigaciones en determinados campos de interés social. Podemos poner como ejemplo hipotético el siguiente: existen en el mundo 100 laboratorios investigando la curación de una enfermedad X. En un momento dado, el laboratorio comercial Y patenta un gen crucial en el desarrollo de la enfermedad X. Por consiguiente sólo el laboratorio Y tendrá acceso a la investigación, mientras que los 99 laboratorios restantes tendrán que pagar una determinada cantidad para poder proseguir con sus investigaciones. Siendo optimistas, la mitad de los laboratorios dejarán sus indagaciones en la curación de la enfermedad. La sociedad en su conjunto se ve perjudicada por este retroceso.

Considero básico para el desarrollo de la sociedad moderna, que el acceso al conocimiento genético en este caso sea completamente libre. A lo largo de los años, la cooperación entre laboratorios de investigación ha permitido llegar a grandes hallazgos que han revolucionado, sin lugar a dudas, el modo de afrontar los problemas biológicos que puede presentar el ser humano e innegablemente han mejorado su calidad de vida. Entramos pues, en una nueva era, en la que la investigación genética resultará crucial para seguir optimizando dicha calidad de vida. Por lo tanto, los descubrimientos al respecto deberían de ser patrimonio de la humanidad. En la Europa medieval, los terrenos se explotaban comunitariamente buscando el bien común, con el único fin de que las condiciones de vida fuesen adecuadas. Nos encontramos en un momento crucial en comparación con ese lapso de tiempo. Si se legisla a favor de la privatización del acervo genético estaremos diciendo que es ilegal que cualquier ser humano pueda usar cualquier secuencia de ADN en busca de una solución que resuelva problemas globales (enfermedades, hambrunas, problemas energéticos…). Por lo tanto, solo unos pocos podrán acceder a dicha investigación y además lucrarse de ella con posterioridad.


Nos aproximamos a lo que me gustaría considerar análogo al término de aviación, punto de no retorno. Este es el punto a partir del cual un avión deberá de tratar de despegar forzosamente a pesar de que haya algún parámetro negativo. En mi opinión es análogo porque si no vestimos a la ingeniería genética con el traje legal apropiado, nos encontraremos en un futuro con aspectos negativos de esta herramienta que irán en contra del propio desarrollo del ser humano.

El comentario se refiere al capítulo 2 del libro El siglo de la tecnología, de Jeremy Rifkin.

sábado, 15 de marzo de 2014

¿Vivir es un guión?

Y ese momento llega. No sabes ni como ni por qué, pero llega. Te lo replanteas todo. Si lo estás haciendo bien, si estás haciendo lo correcto, qué repercusión tendrá en tu futuro profesional, en el personal. El futuro personal...
Existe algo inevitable, nuestra vida es efímera. Lo que suponemos para el mundo es más bien poco y sentimos de manera casi obligada que tenemos que aprovechar hasta el último segundo. El problema se encuentra en que es planificando nuestro futuro donde desaprovechamos nuestra vida. Es irónico, pues uno se esmera en hacerlo todo de la manera más correcta posible de cara a a la sociedad, como si estuviésemos siguiendo un guión de cine y es imposible!! Bueno posible es, pues la gran mayoría de la gente lo hace así, pero no nos engañemos ¿vivir es un guión? ¿vivir es seguir un esquema cuadriculado? ¿vivir es un horario semanal ampliado a 80 años?


La gran paradoja aparece cuando creemos que estamos haciendo algo mal o no estamos del todo conformes con nuestros sentimientos. Siempre miramos al pasado (de ahí lo de que cualquier tiempo pasado fue mejor). Cuando pensamos en ello analizamos con detalle todas y cada una de las acciones que hemos tomado en nuestro pretérito más reciente.Volvemos continuamente a aquellas decisiones que de algún modo u otro marcaron nuestro presente y,  por ende, nuestro futuro más cercano. Nos creemos semidioses, capaces incluso de subsanar aquellos errores, o al menos aprender de ellos. Nuevamente, no nos engañemos, la vida se construye a base de errores. ¿Pero por que motivo digo que es una paradoja? Pues por que nadie en su sano juicio se para a pensar en su pasado cuando las cosas le van bien. Nadie se plantea y analiza detalladamente cuales fueron los aciertos que le llevaron a su situación actual. Perdemos la perspectiva del tiempo cuando todo va viento en popa, pero cuando nuestros sentimientos flaquean volvemos al pasado y nos replanteamos nuestros errores, por que siempre lo vemos así. Quizás ahora mismo sean errores, pero esos errores pueden llegar a convertirse en aciertos. Por eso para mi no existen errores, sólo decisiones. Es como una partida de ping-pong, el modo en el que golpeas la bola la dirigirá a un punto u otro. Pues las decisiones que tomas te llevaran a un punto u otro. 
No existen metas profesionales, existen objetivos personales que sólo responden a la búsqueda eterna de la felicidad.

Por aspirar a una vida mejor -en este mundo o en otro- dejamos de vivir. Mañana a mañana, día a día. "Un día más", nos decimos al final de la tarde, después de la agobiante siesta. Y eso quiere decir que hemos malogrado otra oportunidad. Otro coloreado pétalo de la flor que vamos deshojando, desentendidos, mirando hacia otro lado- al futuro. al pretérito, a cualquier horizonte-, no a este lugar y a este momento, que son todo, donde todo concurre. La flor que, torpemente -sin verla, sin olerla, sin ser ella-, dejamos marchitar. Y era cuanto teníamos. Antonio Gala.