Desde mi punto de vista, existe un aspecto sumamente
importante al que no se hace referencia en el texto. La modificación o
ingeniería genética no es más que un mecanismo mediante el cual los humanos
somos capaces de acelerar el proceso de selección natural, es por ello que
recibe el nombre de selección artificial. Lo que un investigador puede hallar
en la actualidad, muy probablemente sería “realizado” por la naturaleza con el
paso de los años. Puesto que consideramos esa característica positiva,
perduraría por efecto de la selección natural. De este modo, no considero que
sea legítimo apropiarse de una modificación genética puesto que lo único que se
está haciendo es acelerar un proceso natural. Unido a esto, estoy completamente
de acuerdo con que la idea de patentar un gen determinado y someter a secreto
los posibles descubrimientos que se hayan realizado no hace nada más que
reducir el avance de las investigaciones en determinados campos de interés
social. Podemos poner como ejemplo hipotético el siguiente: existen en el mundo
100 laboratorios investigando la curación de una enfermedad X. En un momento
dado, el laboratorio comercial Y patenta un gen crucial en el desarrollo de la
enfermedad X. Por consiguiente sólo el laboratorio Y tendrá acceso a la
investigación, mientras que los 99 laboratorios restantes tendrán que pagar una
determinada cantidad para poder proseguir con sus investigaciones. Siendo
optimistas, la mitad de los laboratorios dejarán sus indagaciones en la curación
de la enfermedad. La sociedad en su conjunto se ve perjudicada por este
retroceso.
Considero básico para el desarrollo de la sociedad
moderna, que el acceso al conocimiento genético en este caso sea completamente
libre. A lo largo de los años, la cooperación entre laboratorios de
investigación ha permitido llegar a grandes hallazgos que han revolucionado,
sin lugar a dudas, el modo de afrontar los problemas biológicos que puede
presentar el ser humano e innegablemente han mejorado su calidad de vida. Entramos
pues, en una nueva era, en la que la investigación genética resultará crucial
para seguir optimizando dicha calidad de vida. Por lo tanto, los
descubrimientos al respecto deberían de ser patrimonio de la humanidad. En la
Europa medieval, los terrenos se explotaban comunitariamente buscando el bien
común, con el único fin de que las condiciones de vida fuesen adecuadas. Nos
encontramos en un momento crucial en comparación con ese lapso de tiempo. Si se
legisla a favor de la privatización del acervo genético estaremos diciendo que
es ilegal que cualquier ser humano pueda usar cualquier secuencia de ADN en
busca de una solución que resuelva problemas globales (enfermedades, hambrunas,
problemas energéticos…). Por lo tanto, solo unos pocos podrán acceder a dicha
investigación y además lucrarse de ella con posterioridad.
Nos aproximamos a lo que me gustaría considerar
análogo al término de aviación, punto de no retorno. Este es el punto a partir
del cual un avión deberá de tratar de despegar forzosamente a pesar de que haya
algún parámetro negativo. En mi opinión es análogo porque si no vestimos a la
ingeniería genética con el traje legal apropiado, nos encontraremos en un futuro
con aspectos negativos de esta herramienta que irán en contra del propio
desarrollo del ser humano.
El comentario se refiere al capítulo 2 del libro El siglo de la tecnología, de Jeremy Rifkin.